Aventuras y desventuras de un paciente del “SES” (servicio extremeño de salud)

Damián Beneyto Pita

1ª Parte.-

Mi aventura con el SES comienza el pasado 16 de marzo (domingo) por la tarde. A eso de las 18 horas siento que mi gemelo izquierdo se endurece y se hincha en proporciones alarmantes sin motivo aparente y al ver que no se me pasa acudo al servicio de urgencia del Centro de la Data donde se me diagnostica una contractura muscular, me inyectan lo que debió ser un relajante (no me lo dijeron) y se me receta otro relajante muscular vía oral.

El día 17 (lunes) mi gemelo sigue endurecido y comienzo a tener los primeros síntomas de cansancio al realizar cualquier actividad por poca intensidad que tenga. Según pasan los días, el cansancio va en aumento y siento una sensación de asfixia al menor desplazamiento que realizo.

El día 21 (viernes) acudo a las 9 de la mañana al servicio de urgencias del ambulatorio “Luis de Toro” y en  ventanilla se me dice que mi médico se ha jubilado y que el sustituto no llegará hasta el lunes 24. Ante mi insistencia, me derivan a otro facultativo al que le explico mis síntomas y me receta un inhalador que debo usar cada 12 horas y una radiografía de tórax que me hacen a los pocos minutos.

Vuelvo a ventanilla para que me den turno para que el facultativo me diga el resultado de la radiografía y, sorprendentemente, me remiten a otro facultativo que llegará cuando termine de pasar consulta en un pueblo cercano.

Sobre las 13,30 horas me recibe el susodicho facultativo al que vuelvo a contar mi sintomatología, accede a mi radiografía, dice que no ve nada extraño y me receta una pastilla de  Lexatín cada doce horas y, entre medias, un comprimido de Lorazepam.

Durante el fin de semana, mi  sensación de asfixia sigue aumentando. El inhalador es como el que tiene tos y se rasca, y el Lexatín y el Lorazepam tampoco mejoran mi estado que se agrava por momentos.

El día 24 (lunes) acudo nuevamente al ambulatorio “Luis de Toro” y pido consulta de urgencia con mi médico que ya se ha incorporado. Me recibe a las 9 de la mañana, le explico lo que me pasa y después de un breve reconocimiento me hace un electrocardiograma y al verlo me deriva a urgencias del  hospital “Virgen del Puerto”.

Esa misma mañana ingreso en urgencias del hospital donde después de realizarme una serie de pruebas incluido un TAC se me diagnostica una trombosis pulmonar bilateral.

 

damian Damián Beneyto Pita

2ª Parte.-

Ante la gravedad de mi estado me ingresan en la UCI y se me monitoriza. Allí paso 48 horas sin moverme para nada, atendido por unos magníficos profesionales a los que estaré siempre agradecido.

El miércoles 26 por la tarde se me traslada a la planta 6ª habitación 629;  una habitación doble de apenas  unos 15m2  con dos camas articuladas, dos armarios, dos sillones abatibles, dos mesillas dobles, una televisión anclada en la pared en un extremo de la habitación y un baño, donde coincido con otro enfermo.

La distancia entre una cama y la otra es de aproximadamente 50cm y, aunque hay un riel en el techo entre ambas camas, no existe ninguna cortina de separación lo que impide la más mínima intimidad  tanto en el aseo personal o necesidad fisiológica- si no puedes abandonar el lecho- como en cualquier actuación médica que deba practicarse dentro de la habitación tanto rutinaria como de emergencia. Cada enfermo era pues testigo, quisiera o no, de todo lo que le acontecía a su compañero de infortunio.

En mi caso existía una complicación añadida al estar conectado al oxigeno las 24 horas del día. Si abandonaba la cama para sentarme en el sillón, cosa que hacía por indicación médica, el tubo del oxigeno debía cruzar la habitación pues el sillón estaba atravesado a los pies del lecho lo que impedía el acceso a la zona de mi compañero. Así que cuando alguien quería pasar, o saltaba el tubo del oxigeno, lo franqueaba por abajo, o yo tenía que abandonar el sillón y meterme  en la cama.

La puerta de la habitación, al abrirse o cerrarse,  chocaba con uno de los sillones cuando estaba extendido lo que por la noche era especialmente molesto para el acompañante que intentaba dormitar en tan “cómodo lecho”.

Algo tan importante como la salud pública debería  ser prioritaria en la política autonómica. No se puede jugar con la salud de los ciudadanos poniendo al frente de su gestión (siento ser reiterativo) a personas cuyo único mérito es haber apoyado a determinado político

Cualquier urgencia  que implicara introducir algún aparato en la habitación como  un carro de reanimación o de paradas, dadas las dimensiones del habitáculo, haría necesario sacar parte del mobiliario al pasillo incluida una de las camas con enfermo incluido para poder actuar.

Lo de “silencio hospital” no debe tener vigencia en este establecimiento, pues el ruido en los pasillos de día y de noche era considerable. Hablar a gritos o en voz muy alta era lo normal tanto por parte de los visitantes como del personal  sanitario o auxiliar.

No sería justo si no ponderara el trato recibido por todo el personal del hospital, médicos, enfermeras, auxiliares, etc., mi agradecimiento más sincero.  Su profesionalidad no admite ninguna duda aunque no trabajen en las mejores condiciones;  a lo mejor  debido a que al frente de los hospitales del SES hay algunas personas desarrollando funciones de gestión para las que carecen de preparación y que han sido nombradas por razones políticas.

El lunes 31 de marzo fui dado de alta y finalizó, espero que por mucho tiempo, mi aventura y desventura  como paciente del SES un servicio público manifiestamente mejorable. La atención primaria es un desbarajuste y las instalaciones hospitalarias y su mantenimiento dejan mucho que desear.

Algo tan importante como la salud pública debería  ser prioritaria en la política autonómica. No se puede jugar con la salud de los ciudadanos poniendo al frente de su gestión (siento ser reiterativo) a personas cuyo único mérito es haber apoyado a determinado político.

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