A cualquiera que se mueva, palo
- Eulalia Gervás Pabón
A cualquiera que se mueva contra el gobierno, sea persona o grupo, ciudadano o movimiento, inmediatamente se le degrada poniéndole un mote que muestre fealdad política o pecado horrendo. Se trata de humillar, envilecer, pervertir, deshonrar y aniquilar cualquier revuelta española contra la injusticia, contra la autocracia de este gobierno felón e inaudito que nos odia y combate.
La razón política expresada contra el poder, una vez bien embrutecida y quemada en los medios, se convierte en humo y ceniza que desaparece de un soplo sin que nadie guarde memoria de su nobleza y razón. Hay que pararle los pies al pueblo que osó levantarle la voz al dueño y señor de los Presupuestos Generales del Estado y a su caterva de desalmados. Oposición, prensa, policías, poetas, escritores, profesionales de los que cobran del inmenso botín arrebatado cada día en el IVA, cada mes en la Retención y la Cuota de Autónomos, cada año en la Renta, a cada multa, a cada pago, de todos ellos, alguien podría ver belleza y verdad en alguna manifestación contra el poder, pero nadie pía. Se atrevieron agricultores, pescadores, el mundo taurino, la Nación espontánea... A todos se les envileció.
En una época así, donde la mafia campa a sus anchas, hay que defender lo que amas, si es que te das por enterado y averiguas de una vez dónde está lo valioso de tu vida
Pasó con los indultos a los condenados catalanistas y luego a los ERE socialistas, manifestaciones de indignación. Pasó con la revuelta contra la amnistía que cercó la calle Ferraz durante meses, donde vive el Psoe en Madrid. Pasó con la reacción juvenil tras la Dana de Valencia que se echó a ayudar sin pedir permiso cepillo en mano, que organizó los convoyes de ayuda desde mil lugares, frente a la inacción, inacción, inacción del Gobierno y del Estado. ¡Qué película emocionante está por rodar y que nunca veremos en cines! Pero no nos engañemos, la hemos visto surgir limpia y auténtica, aunque nadie con capacidad la canalice políticamente. Esta es nuestra desgracia.
Eulalia Gervás Pabón
Le he dado vueltas a cómo expresar esto, pero, aunque suene fuerte, afirmo que colaboramos con el sanchismo cuando decimos que el pueblo español aguanta de manera acrítica lo que le echen, que somos borregos y que Sánchez cumple su dictadura porque se lo permitimos.
¡No!
Sánchez es un sinvergüenza mafioso y ladrón al que se le ha dejado crecer en maldad y poder a sabiendas de los que se lo permitieron. El primer cobarde colaborador fue el Psoe, García Page, también. Después, todos aquellos que le podrían haber parado los pies de algún modo, oposición de Casado y Ciudadanos, prensa y cadenas tv, judicatura, directivos del IBEX, intelectuales, qué sé yo, un académico que se opusiera a hacerse la foto con él. Es decir, nuestras élites no se atreven ni se mueven, aunque bien que cobran y habitan suntuosos palacios con termostato y olor a palisandro. Por eso Sánchez sigue ahí, aunque no sepa ni dónde va, gastando a manos llenas para mantener su poder de proxeneta, única vocación que le hemos averiguado al presidente y secuaces.
¿Nos extrañamos de que el pueblo español no se levante más veces? ¿Nos extrañamos de que yo en vez de ir a trabajar no vaya los miércoles a la Carrera de San Jerónimo a pitarle a Sánchez cuando se digna aparecer en la Sesión de Control al Gobierno? Esto ya lo hacen muchísimos jubilados por todas partes y allá van a repetirle el lema de la fruta. Y yo, desde mi trabajo, lo aplaudo, pero no me puedo permitir perder días para que después ningún poder o élite me respalde ni canalice la iniciativa, ni recuerde que el pueblo ayuda a hacer caer al peor político de la democracia. No, no le daré el gusto al sanchismo de humillarme.
Nuestras élites no se atreven ni se mueven, aunque bien que cobran y habitan suntuosos palacios con termostato y olor a palisandro
Por eso nadie, sabiamente, organiza nada en la calle en respuesta al déspota porque le será arrojado el peor y más maloliente estiércol del que sea capaz el gobierno, sus 800 asesores, los miles de periodistas y opinadores en todas las radios, periódicos, televisiones y redes mil y donde la policía de Marlasca nos mandaría radicales para bestializar una manifestación política genuina y justa. Doy fe, lo he presenciado.
En una época así, donde la mafia campa a sus anchas, hay que defender lo que amas, si es que te das por enterado y averiguas de una vez dónde está lo valioso de tu vida. Además de defender nuestro amor por el trabajo bien hecho para que no sucumba a la desgracia, hay que refugiarse en los valores contrarios al Estado y al estatalismo: hacer Familia y hacer Nación para que les sea difícil dividirnos y vencernos.


