El pediatra Hans Asperger detalló en sus estudios al observar a unos niños, que presentaban dificultades para relacionarse, no entendían gestos ni sentimientos de los demás, mantenían conversaciones unilaterales sobre sus intereses favoritos. La patología que frecuentemente presentan la mayoría de personas con Síndrome de Asperger, es que tienen una cierta “ceguera emocional”. Elon Musk afirmó que lo padece. De Trump, lo desconocemos, aunque analizadas de forma pormenorizada sus apariciones públicas, sus afirmaciones y algunas de sus últimas actuaciones, parece que con Elon Musk, también comparte en cierta medidas, algunos comportamientos, tics, y forma de actuar, como si también padeciera Asperger.

     Juan Ignacio Díaz Martín

Se ha puesto en marcha una nueva era, pero no nos equivoquemos, no es la nueva era Trump; el flagrante Presidente de EEUU, es el segundo plato en los años que nos tocan ver, padecer y vivir, con esta asociación de intereses personalistas que quedó reflejado en esa ya histórica imagen de un Elon Musk acompañado de uno de sus 11 hijos de cuatro años, en una reunión en el despacho oval, reunido con el Presidente Donald Trump: esta debe ser para ellos una de las maneras de hacer más grande América.

El hecho es que Elon Musk queda oficialmente a la cabeza de un nuevo Departamento para la Eficiencia Gubernamental (DOGE), cuyo objetivo es eliminar regulaciones, mejorar la eficiencia del gobierno federal, y en definitiva, recortar el gasto público. La meta que se propone, en su ambicioso recorrido, no suena mal, y más de uno estará pensando que un “DOGE” es lo que necesitamos también en España. Nos queda por saber, el cómo y las formas de llevarlo a cabo, que un personaje como Elon Musk, pueden llegar a ejecutar.

Hasta cuando se soportarán Musk y Trump, y cuáles serán los daños colaterales de este nuevo imperio, donde el hombre más rico le susurra al oído al hombre más poderoso, sobre asuntos geopolíticos que al final, nos impactan a todos. Esta nueva era “Elontrump”, a los europeos, nos viene en unos momentos donde la falta de liderazgo en los países técnicamente más influyentes, puede dejarnos fuera de juego e inclusive, pasar a ser convidados de piedra en decisiones que se tomen, y que por proximidad, nos tocan de lleno.