Resistencia

Eulalia Gervás Pabón

n escritor y activista político del XIX, del que ya sólo queda en Madrid una estación de Metro en la Línea 4 que lleva su apellido, el de Alberto Lista, escribió el Himno del Desgraciado pidiendo en muchos versos lo que yo diré aquí en uno: Que el bien más deseado del desgraciado es que le llegue cuanto antes el sueño. Así podrá olvidar la ristra de males que le aquejan y que soporta como un Job al que todo se le volvió ruina y pústulas.

Visto lo visto con un gobierno dañino, corrupto desde el principio y hasta la médula, chantajeado y chantajeador, con mentalidad de narco mafioso y de yonqui enganchado, es decir, sin un solo plan más allá del chute diario, el pisoteo político violento contra la oposición y la acción directa contra la nación española que paga y cumple la ley, visto lo visto de un gobierno que desconoce el bien común y se aferra como loco al poder, la verdad es que nos quedan pocas salidas ciudadanas.

Una salida sería caer en la DESESPERANZA, que se traducirá políticamente en irse a dormir para olvidar la desgracia que nos ahoga. Morfeo, acúname. Este escape, aunque deshonroso, es cotidiano. Con la desesperanza nos riega cada día la oposición, PP y Vox, incapaces de utilizar el conocimiento acumulado para que unas cuantas mentes brillantes armen una alternativa política útil y sensata. Con la desesperanza nos riega también alguna prensa, las televisiones, la intelectualidá, llamándonos pueblo borrego porque no nos levantamos contra Sánchez, pero cuando lo hacemos, a diario en Ferraz 2023 o en Valencia 2024, nos desprecian, les parecemos poco como nación política.

«Visto lo visto de un gobierno que desconoce el bien común y se aferra como loco al poder, la verdad es que nos quedan pocas salidas ciudadanas»

Algunos valientes nos acompañan, el resto nos deja frente a este Sanchón con maneras de capo mafioso, Peaky Blinders, que nos usa para que nos odiemos y dividamos por cuestiones siempre materiales y epidérmicas, nunca trata asuntos centrales, simbólicos y constructivos. Muchas veces me pregunto a dónde le lleva todo ese ruido y guerra civil, ese napalm contra la nación española. Y es que necesita ocultar su completa ausencia de planes ilusionantes y colaborativos del bien común para la sociedad española. Su plan, su único proyecto es gasear a la mitad de España que no le vota, he ahí Valencia y la riada ¡que me pidan! Porque aparte de reaccionar contra sus escándalos diarios, semanales y mensuales, ¿qué iniciativas gubernamentales ha desarrollado fuera de las exigencias de sus socios pidiendo por esa boca? De Sánchez sólo deuda y gasto público, como un mal padrastro que prefiere arruinar a los hijos que no son los suyos. Sánchez será un figurín, pero es un figurón nulo como gobernante.

laly Eulalia Gervás Pabón

La salida para los psicólogos sería la RESILIENCIA. Muy mansos nos quieren. Hay que saber que en ninguna de sus dos acepciones es útil como virtud política. Resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a una situación adversa. Podemos adaptarnos a vivir bajo Sánchez o en guerra, pero no lo llamaríamos tener una buena vida. Resiliencia también es la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido. En este caso, tras la violencia política que Sánchez nos infringe, seríamos resilientes si pudiésemos volver a nuestro estado inicial, pero ¿qué persona se queda tal cual mientras ha sufrido mala vida política degradante como la actual?

«Resistir fortalece nuestras convicciones, nos obliga a argumentar el bien de una acción sobre otra, nos conduce a no perder de vista el bien común, único fin de la política»

Frente a este estado político propongo la RESISTENCIA. Resistir es ser conscientes de quiénes somos, qué queremos conseguir, qué amamos y estamos convencidos que merece la pena defender, aunque no esté de moda y nadie lo nombre. Nosotros sí lo nombramos. Resistir fortalece nuestras convicciones, nos obliga a argumentar el bien de una acción sobre otra, nos conduce a no perder de vista el bien común, único fin de la política. Resistir a diario no dejando pasar ni una tontería, como esta de nuestro cínico primer ministro de que la oposición política causa dolor social al tiempo que se pone la mano en el pecho como si le doliera de verdad. Charlotada.

Y resistir, ¿para qué? Pues para reflotar la Nación Española como eje político, usted y yo junto a los 47 millones restantes. Somos el fundamento del Estado y la Democracia, bajo el que todos vivimos y colaboramos en sostener con nuestra propiedad, trabajo, talento y cualidades, donde no somos extranjeros, donde podemos discrepar, ejercer nuestra libertad y responsabilidad de ciudadanos. La Nación vive, aunque nadie la atienda, palpita de forma inesperada, aunque creamos que, desesperanzada, duerme. Resistamos la mala política que nos divide en regioncitas o nacionzuelas con derechos de segunda y de primera. No nos durmamos y resistamos, cada cual, a su manera, exijamos recuperar lo que nunca debimos perder, el sentido de Nación y de su bien común que es la política

PUBLICIDAD cajalmendralejo