La espada
- Eulalia Gervás Pabón
Sobre el Partido Socialista Obrero Español pende una espada que siempre que gobierna se le cae encima y, gracias a la cual, siempre muere derrocado. Cada vez que deja el poder, la vergüenza les cubre de tal forma que parece imposible levantar cabeza.
Felipe González en 1996 dejó en herencia millones de parados, escándalos ensordecedores en la administración, crímenes de Estado y corrupción en la financiación del partido y los sindicatos nunca vista después de la II República.
Zapatero, tras verse apremiado por Obama y Hu Jintao, tras 2 años negando la crisis, el 12 de marzo de 2010, reculó tomando medidas draconianas: bajó el salario a los funcionarios por primera vez en la historia, suspendió revalorizar pensiones, eliminó el cheque bebé y recortó la dependencia, su ley estrella, redujo gasto sanitario y farmacéutico, sumó hasta 5 millones de parados y rebló, desistió, cedió en su optimismo antropológico que se demostró necio, bizco, asnal. Mucha ceja y ninguna cabeza.
Eulalia Gervás Pabón
La espada se les cayó encima a ambos. Lo único longevo del partido son las siglas. Por dentro hay varias corrientes, alguna desea cierta estabilidad, cierto clasicismo que no desgarre a los españoles cada vez que gobiernan, pero no gana nunca. El nuevo elegido, es un jefecillo sin experiencia y todo ambición, que se reencarna en el Psoe volviendo a girar la rueda con el nuevo equipo que ¡cómo no! en cuanto tiene ocasión se muestra voraz para asaltar el Estado, el Presupuesto, la Administración, la Comunicación… Invade, divide, separa la sociedad y las generaciones de españoles vivos bajo sus zarpas ideológicas. Desde Zapatero el Psoe también se ocupa de legislar contra generaciones de españoles muertos porque les pone acampar en los cementerios. Para colmo, el Psoe y su pléyade de medios de comunicación, todos a una, rema contra España a favor del nacionalismo xenófobo.
El Tiempo castiga al que se excede en su posición, no al orgulloso sino al soberbio que abusa de su fuerza, de la mentira, de la impostura, que empuja queriendo reinar sobre lo que no le pertenece, que impone la injusticia para favorecerse
Con la espada atravesada se dedican a soportar unos años incordiando a los gobiernos del PP, que mejorará sus desaguisados. En la oposición el Psoe incendia calles, colectivos, enseñanza, sanidad, firma pactos excluyentes con el nacionalismo para reforzar esa absurda teoría de que los españoles somos cainitas, escribiéndolo en los libros para que desde niños ya seamos del Psoe. Si lo fuéramos, la mitad habría asesinado ya a la otra mitad desde hace centurias y es precisamente porque no lo somos que preferimos integrar al hijo pródigo, sea asesino, golpista, ladrón, malversador y por eso no acabamos nunca con los aprovechaos. ¿O no se han integrado los números del Psoe corruptos y condenados? La teoría del cainismo español la practica el Psoe en su estrategia constante de división política venga o no a cuento y sin una sola protesta en sus propias filas.
El último gran caso han sido las riadas en Valencia. El presidente del gobierno y del Psoe decidió que no era su riada, que era la riada del PP y de la parte alícuota de Vox por haber pertenecido al gobierno de Mazón algunos meses y que, si necesitan ayuda, que la pidan. Sánchez ha conseguido convencer a sus agentes y aliados ¡en Valencia! de que la riada es de extrema derecha. Esta monstruosidad dura ya 2 meses. No hemos escuchado del gobierno ni una marcha atrás o rectificación desde la posición inicial. Cataluña sí que merece millones, pero Valenciaaaa… 223 valencianos del PP muertos ¡que se apañe con los préstamos y el lodazal en que aún vive!
“Y no nos vamos a desviar ni vamos a reblar”, afirmó Sánchez al salir de Paiporta en un alarde de gobernante firme y decidido. Pero España entera no ha visto firmeza en Sánchez sino inclemencia: dureza, frialdad, severidad, aspereza, inflexibilidad, pura piedra haciendo juego con su nombre Pietro / Pedro, que para siempre le perseguirá.
Esta inclemencia apunta ahora contra todo aquel que escriba, radie, filme, hable y no le apoye a él y a los que considera su “cuerpo político” que, en vez de ser los españoles, son su hermano y esposa, ministros y cargos orgánicos del Psoe, el fiscal general, todos embadurnados de corrupción al por mayor.
Hay una antigua ley que se cumple: El Tiempo castiga al que se excede en su posición, no al orgulloso sino al soberbio que abusa de su fuerza, de la mentira, de la impostura, que empuja queriendo reinar sobre lo que no le pertenece, que impone la injusticia para favorecerse. La espada sobre el Psoe no estaría sobre su cabeza si sirviera al pueblo, a toda la nación, en vez de gobernar solo para los suyos, y servirse de él. Son 223 españoles muertos, Sr. Sánchez.