Los diputados no están para achicar agua…
- Juan Andrés Frías González
Los diputados no están para achicar agua… ¿Para qué están?
Entre otras cosas, para asaltar la televisión de todos los españoles a la misma hora en la que miles de ciudadanos buscaban, entre el lodo, a familiares y amigos.
Y entre los que permanecieron en sus asientos, mientras los valencianos y casi todos los españoles sufrían, unas decenas de diputados de las provincias afectadas que tenían más interés por cumplir las órdenes que recibían del cuartel general de su formación política. Igual alguno se revolvía en su asiento pero faltaba la dignidad suficiente para incumplir el mandato imperativo recibido. Por cierto, para que no te engañen: “Art 67.2. CE de 1978. Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”.
Juan Andrés Frías González
¿Se puede caer más bajo? Difícilmente
Al parecer, corría prisa otorgar un salario anual que multiplica por diez el SMI, repartido de manera benevolente y estratégico entre los socios que sostienen un Gobierno decadente.
¿Y no corría prisa salvar vidas humanas y darle a otras una sepultura digna?
Pues parece que no, entre otras cosas porque los diputados no están para achicar agua… ni para mantener la dignidad de la Institución que debería representarnos a todos.
Y no nos representan, decían hace unos años los del 15-M cuando querían decir que estaban cansados de permanecer fuera de los ámbitos de poder. Cuando se incorporaron, aprovechando la ingenuidad de muchos “creyentes”, se adaptaron con rapidez y colonizaron instituciones de la mano del socialismo descafeinado.
Hoy no están para achicar agua y sí para seguir trabajando “con intensidad” en las condiciones más difíciles:
No recuerdo dónde lo he leído o escuchado pero la afirmación parece bastante precisa: “La gente respeta a las Instituciones cuando las Instituciones respetan a la gente. Si no es así, se siente liberada de esta obligación”
Para controlar al Gobierno, NO, para controlar la TVE, lo que haga falta.
Los valencianos les han dado un ejemplo que ellos nunca entenderán, a base de trabajar para sacarle los colores a una clase política que se tambalea. Con pico y pala y katiuscas obligaron al Gobierno de España, a regañadientes,
a movilizar un ejército que estaba deseando aportar su fuerza reparadora. No tenían que tumbar enemigos sino despejar obstáculos para dignificar a los que se habían enfrentado al obstáculo de su vida.
Llegaron tarde porque nadie les ordenó que llegasen temprano.
Su pensamiento, sus deseos, sus ganas de actuar estaba con las víctimas, pero sólo podían actuar cuando lo indicasen los que no sabían achicar agua.
Los valencianos les han dado un ejemplo que ellos nunca entenderán, a base de trabajar para sacarle los colores a una clase política que se tambalea. Con pico y pala y katiuscas obligaron al Gobierno de España, a regañadientes, a movilizar un ejército que estaba deseando aportar su fuerza reparadora. No tenían que tumbar enemigos sino despejar obstáculos para dignificar a los que se habían enfrentado al obstáculo de su vida.
Y lo indicaron tarde y presionados por una opinión pública que dio señales de no resignarse una vez más.
Centenares de fallecidos han quedado en el camino y una pregunta que no será fácil de contestar. ¿Con más diligencia gubernativa y menos estrategia embaucadora, se habría podido disminuir el nivel de la tragedia? Es decir, con más achicadores de agua y más diligencia competencial, no habríamos dado al mundo semejante ejemplo de nuestra ineficacia por inhibición.
No recuerdo dónde lo he leído o escuchado pero la afirmación parece bastante precisa: “La gente respeta a las Instituciones cuando las Instituciones respetan a la gente. Si no es así, se siente liberada de esta obligación”.
Parece claro. Hay muchas instituciones que flaquean: las dedicadas a la representación política en primer lugar, con la vergüenza de un Congreso de los Diputados más interesado en asaltar la TV que en preservar la dignidad que conlleva representar la voluntad de la Nación. Si a ello le empezamos a sumar la Fiscalía, el TC, el CIS, el Banco de España… unido a las negociaciones con los delincuentes políticos fuera de nuestro país, y dentro, para sacar con urgencia a los terroristas e incorporarlos a la normalidad de la vida política.
El Gobierno de España es más eficaz tejiendo pactos políticos indeseables con los que trabajan, a veces de manera delincuencial, para destruir la Nación, que gestionando los recursos que ponemos en sus manos para usarlos en momentos de emergencia nacional.
Ya no se nos olvidará. Cuando un dirigente pregunte, de manera condicional, “si necesitan más recursos, que los pidan”, le tendremos que contestar con absoluta firmeza: “si tienes recursos, mándalos, cuanto antes mejor”
Todo el relato, podría parecer un panorama desolador.
Y lo es.


