Pero…,¿a Vd quién le paga el sueldo?
- Juan Andrés Frías González
Dice el Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, que “el objetivo final, principal y primordial que tiene como ministro de Unión Europea es la oficialidad del catalán en Europa”.
Pero…, ¿a Vd. quién le paga el sueldo? A Vd y a todos los ministros, a todos los diputados y eurodiputados, a todos los parlamentarios autonómicos, a los alcaldes y concejales que tengan asignación presupuestaria, a asesores de partido, a personal de confianza…Una lista interminable que cobra de los impuestos que pagamos millones de contribuyentes. (Por cierto, a veces, con escaso rendimiento, ¿verdad, Sr Feijóo?).
Juan Andrés Frías González
Resulta descorazonador escuchar que un Ministro tiene como objetivo final, principal y primordial lograr que el catalán sea lengua oficial en Europa. ¿Y por qué no dedica su tiempo a lograr que el español sea lengua oficial en toda España? Por ejemplo, en las escuelas, para que el alumno pueda aprender en la lengua de sus padres.
Sería mucho más fácil. Y más reconfortante.
Y el tiempo que le quedase libre podría dedicarlo a aclarar su papel en la humillación de nuestra representación diplomática en Caracas, al tiempo que intentar una relación de mayor cordialidad con Argelia, Argentina, Méjico o Israel, con relaciones ciertamente deterioradas y, de momento, con pocos avances en el sentido de la normalización.
Además, Vd no es un ministro de la Unión Europea, Vd es un ministro de España. De toda España, por lo que no debería establecer preferencias en función de afinidades políticas. Defienda primero el español y, después, si le sobran energías, fije su mirada en otras posibilidades de ayuda a cuestiones de identidad regional.
Bien podría vd, aprovechando su posición como Ministro de Exteriores de España, trabajar para subsanar la anormalidad que supone el tener un prófugo de la justicia española, desde hace más de siete años, campando a sus anchas por territorio europeo. Y cuando más cerca ha estado, exactamente en el centro de Barcelona, algunos de sus colegas de Gobierno no han movido un dedo por detenerlo y llevarlo hasta el juez, vieja promesa del Presidente que lo nombró a Vd para tan alto cargo.
Esa es la España que han empezado a destruir.
(Aunque para compensar, es cierto que también construyen: muros para separar a unos ciudadanos de otros, en función de su adhesión al jefe con mayor o menor entusiasmo; una memoria al servicio de los que sumieron a España en el terror durante más de cuatro décadas; una ley de amnistía dictada por los delincuentes políticos para beneficio propio; un cupo fiscal como financiación singular para que tengan más recursos los que ya los tenían; una cadena de excarcelaciones como beneficio penitenciario a los que asesinaron inocentes y mantienen todavía la “bondad” y “necesidad” de sus viles actos delictivos; una ley de seguridad ciudadana con la firma de los que perseguían con saña a las fuerzas de orden público…).
Destruir España como Nación y construir un sucedáneo de democracia que pueda homologarse con los países que hacen elecciones fraudulentas, cuando no las suprimen directamente.
Hoy en nuestro país, no preocupa tanto un Gobierno de coalición con la extrema izquierda y el nacionalismo violento, como la búsqueda de que sus avances hacia la autocracia se conviertan en irreversibles
Algunos medios de comunicación lo expresan con rotundidad, entre otras cosas porque están lejos de las posibles represalias. Coincidiendo con el día en el que se escriben estas líneas The Economist lo describe con claridad. Un par de citas ilustran una opinión que muchos compartimos:
“En el poder desde el 2018, Sánchez es el último superviviente de la política europea, un estratega astuto y despiadado”
“La coalición del PSOE con un surtido de ocho partidos se traduce en un mandato al placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos y a un coste creciente para la calidad de la democracia en España y sus instituciones”.
Y una institución destacada, que recoge la Constitución en el art. 124, es el Ministerio Fiscal, con la misión de promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley…así como velar por la independencia de los Tribunales…, tareas que se pueden ver dificultadas con un Fiscal General que, como mínimo, está hoy seriamente cuestionado.
No hace falta insistir: hoy en nuestro país, no preocupa tanto un Gobierno de coalición con la extrema izquierda y el nacionalismo violento, como la búsqueda de que sus avances hacia la autocracia se conviertan en irreversibles. Esta posibilidad empieza a preocupar en Europa, tanto como el avance de la extrema derecha en los países que van celebrando elecciones representativas.
El radicalismo desde un extremo provoca una reacción en el extremo opuesto.
¡Para echarse a temblar!


