No es un Gobierno de inútiles. Es un Gobierno de psicópatas
- Ángel García Calle
Será porque mi vinculación con el pueblo saharui es muy estrecha, Será porque el Sáhara Occidental hasta 1975 fue una provincia española más como Teruel o Cáceres. Será porque, aprovechando el vacío de poder a la muerte de Franco y el compromiso de España de descolonizar el Sáhara, Marruecos aprovechó la situación para invadir un territorio que jamás fue (ni debe ser) suyo. Será porque ninguno de los gobernantes españoles, desde Felipe González hasta Rajoy, pasando por Aznar y Zapatero, cumplieron sus compromisos legales y morales con el pueblo saharaui y los abandonamos a su suerte.
Ángel García Calle
Existen muchas razones para que me sienta tremendamente dolido e indignado con el des-Gobierno de Sánchez, que, sin duda, pasará a la historia, como el que más ha vilipendiado y traicionado a nuestros otrora compatriotas.
Aquello que hizo Sánchez, sin contar ni siquiera con su propio Consejo de Ministros y mucho menos sin pasar por Las Cortes, de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, se queda corto ante la decisión de Marlaska de entregar a Marruecos a los activistas saharauis retenidos en el aeropuerto de Barajas.
Hay que recordar que aquel reconocimiento de Sánchez tuvo lugar, precipitadamente después de que Begoña visitara Marruecos en un sospechoso viaje, todavía no aclarado, en el marco de sus chanchullos mercantiles relacionados con Dios sabe qué (¿drogas?).
Seguramente la entrega de los activistas saharauis forma parte de esa sumisión que Sánchez debe al rey de Marruecos, un narcodictador de reconocido prestigio que ha amasado su inmensa fortuna gracias al negocio de la droga que exporta a España. Sumisión que viene desde que Mohamed VI se hiciera con el contenido del teléfono de Begoña y, quién sabe, si del propio Pedro Sánchez.
Pero entregar a unos activistas saharauis, que luchan desde hace décadas por la libertad, independencia y soberanía del pueblo saharaui, es como poner en el altar del sacrificio a 10 víctimas inocentes para que el sátrapa Mohamed VI sacie su sed de odio y venganza contra un pueblo ocupado, humillado y olvidado por el resto del mundo.
Aquello que hizo Sánchez, sin contar ni siquiera con su propio Consejo de Ministros y mucho menos sin pasar por Las Cortes, de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, se queda corto ante la decisión de Marlaska de entregar a Marruecos a los activistas saharauis retenidos en el aeropuerto de Barajas
Yo conozco bien las torturas que padecen los activistas saharauis en las “cárceles negras” marroquíes. He viajado casi una docena de veces como observador jurídico internacional a Marruecos, junto a otros observadores de Suecia, Italia, Francia, Bélgica, Alemania,…, para comprobar el cumplimiento de los Derechos Humanos en los juicios a los que eran sometidos los saharauis. Y hemos podido comprobar de primera mano la veracidad de los testimonios que nos hablaban de torturas espeluznantes en cárceles que si siquiera figuran como tales en ningún mapa de Marruecos. Todo ello ante la mirada impasible de la ONU, que lleva allí 40 años haciendo el paripé esperando a que se celebre un referéndum de autodeterminación que Marruecos se niega a llevar a cabo.
España tiene un compromiso histórico con la independencia del Sahara Occidental, que debió descolonizar a tiempo, y, que, sin embargo, dejó que fuera ocupado ilegítimamente por Marruecos. Y en lugar de eso, Sánchez y Marlaska entregan, para su tortura y posible muerte “por causas naturales”, a unos saharauis inocentes para satisfacer al que parece ser su rey de verdad: Mohamed VI. No en vano ante Felipe VI no inclina ni siquiera la cabeza.


