La juez Almendralejense Ángela Murillo, la primera mujer en llegar a la Audiencia Nacional, se jubila tras 44 años de servicio

Presidenta de la Sección Quinta, fue ponente de numerosos casos mediáticos: Caso Nécora, Operación Temple, Los Charlines o el juicio contra EKIN...

Cumplidos los 72 años, la almendralejense Ángela Murillo se despide de lo que ha sido su vida profesional durante 44 años, edad que marca el límite máximo para la jubilación de jueces y magistrados.

Su ingreso en la carrera judicial se produce en septiembre de 1980 siendo su primer destino como juez de instrucción Lora del Río (Sevilla). Era tan joven y ejercían la judicatura tan pocas mujeres que un señor la confundió con la nieta del juez.

Trabajó en los juzgados de Vélez Málaga, Onteniente (Valencia) y San Sebastián llegando en 1986 a la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid siendo nombrada presidente de la Sección Quinta.

Llega a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en 1993 siendo la primera mujer juez que tomó posesión en este tribunal. Y fue la primera mujer juez presidente de una Sección de esta Sala. Fue la Sala Cuarta.

Se estrenó con la ponencia del Caso Nécora siendo posteriormente ponente de sumarios como Operación Temple, Los Charlines (asuntos de drogas) y asuntos relacionados con Al Qaeda y ETA.

2007 fue un año especial y difícil. En su Sala se desarrollaba el juicio contra EKIN, banda considerada el alma y corazón de ETA. Fueron condenados 47 de los 56 acusados por pertenencia a la banda terrorista ETA. Y difícil porque su pareja padecía graves problemas de salud. Ingresado en la UVI durante varios meses, falleció. Ni en esta situación quiso interrumpir el juicio que presidía para ir por la noche al hospital.

Con el paso de los años, los asuntos en la Audiencia Nacional han cambiado y actualmente son más frecuentes los juicios por delitos económicos y corrupción política. Ella ha presidido los casos de Gescartera, Ausbank, la salida a bolsa de Bankia y el caso Villarejo. Precisamente no podrá jubilarse definitivamente hasta redactar la sentencia de este último asunto.

Cuentan que, en su paso por la inspección del Consejo General del Poder Judicial (1990-1993) tuvo el encargo de sancionar a un juez en Barcelona. Una vez investigado el asunto, solicitó un homenaje para el citado juez por su buen trabajo.

Ángela Murillo, jueza magistrada, es una mujer con mucha personalidad e independiente. Cuentan que, en su paso por la inspección del Consejo General del Poder Judicial (1990-1993) tuvo el encargo de sancionar a un juez en Barcelona. Una vez investigado el asunto, solicitó un homenaje para el citado juez por su buen trabajo.

Se define como “un juez de los de antes” y “un juez de a pie”. Poco amante de las nuevas tecnologías, escribía sus sentencias con papel y bolígrafo llevándose los tomos de los sumarios a casa para armar bien sus sentencias. Con mucho sentido del humor, sin perder su gracieta extremeña, tiene un carácter campechano. Dice no haber sentido nunca presiones “¡y que se les hubiese ocurrido!”. Según ha declarado, se marcha con la satisfacción del deber cumplido. Ahora, se dedicará a terminar su carrera de piano (tiene hasta 5º curso) y a mejorar su relación con la informática.

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